martes, 13 de junio de 2017

Ilusiones bajo la luna

Empezamos con las ilusiones. Con las esperanzas de que algo ya esté por ahí dentro empezando su viaje. Pero también con la nostalgia de aquellos días que veía la línea casi invisible en el test de embarazo de Maia💖 No sé cuando se volverá a repetir ese momento pero las sensaciones buenas no quiero perderlas. 

Sé que es pronto y difícil que me quede embarazada en el primer intento, pero la ilusión de imaginar que pueda haber algo por ahi que nos cambie la vida, me da la VIDA.


El otro día soñé que volvía a estar embarazada, pero fué una pesadilla, cuando iba al baño, sentí esa sensación, como cuando la bolsa de ni hija salía de mis entrañas. Un Pequeño feto gordito del tamaño de un pulgar había salido de dentro de mi, en su bolsa transparente, limpio y sin sangre. Y por supuesto estaba vivo y movía sus bracitos y piernas. Y aunque fuera un sueño reviví esa sensación, cuando se te escapa lo más importante de tu vida, y no puedes hacer nada por evitarlo, ni por devolverle a la vida una vez que está fuera de tu cuerpo. 

Me despierto en medio de la noche, y la luna llena me iluminaba el sueño (esa noche había dejado la cortina abierta para que su luz me iluminara en sueños).

Sé que este sueño no ha sido un presagio de futuro, viene de mis miedos más internos. Unos miedos que lejos de superarlos, tendré que aprender a vivir con ellos y domarlos.

 Cuando me subió la temperatura, sabíamos que la suerte ya estaba hechada, y que este ciclo, dejos de ser una espera obsesa por saber si habíamos acertado o no. Lo iba a vivir con toda la ilusión del mundo.

 


Y esque soy consciente de que puede que no esté embarazada, pero la más remota idea me hace feliz. Toco ni trompa izquierda, y me imagino el vestigio de lo que será mi futuro hijo, y no puedo evitar llorar, pero esta vez de felicidad. 

Sé que puedo arriesgarme, arriesgarme a las ilusiones que pueden quedar despedazadas el día que venga la regla. Pero quiero vivirlo así, y si de verdad está ahí, no quiero perderme ni un segundo de su vida.


Cada día más cerca, quizá más lejos de lo que imagino, pero el camino ha comenzado.

Queremos ser padres de un bebé en la tierra, que nos regale sus sonrisas y le dé una vuelta a nuestro mundo.

Ese bebé será especial, porque nunca jamás, me quejaré si he dormido poco o no. Y cada noche sin dormir bajo la luna, daré las gracias por estar a mi lado.